La infancia es un período de la vida en la que ciertos acontecimientos tienen un impacto directo y manifiesto sobre el psiquismo infantil. Los niños y niñas aún no cuentan con los recursos psíquicos adecuados para soportar la angustia, y a veces, los cambios se manifiestan sintomáticamente a nivel del cuerpo o la conducta. En la terapia se trata de descifrar los síntomas manifiestos, siendo algunas veces incomprensibles. Los síntomas más destacados son:
Fracaso escolar
Tristeza
Agitación, desinterés -decidido- hacia el aprendizaje
Ausencia de deseo de relacionarse con otros
Un niño puede también estar atravesado por preocupaciones que lo perturban, tales como angustia de padecer enfermedades, miedos y fobias insoportables, ideas que lo paralizan…
La relación de lo/as niño/as con su madre y con padre es muy importante, es por ello que los padres participan activamente en el proceso terapéutico, a través de entrevistas con la terapeuta para poder plantear sus dificultades, avances o retrocesos de su hijo/a. También consideramos la relación con los hermanos, si es que lo tiene, cómo se relacionan, cuáles son los conflictos en la dinámica familiar.
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